Mi niño mimado, el ritual de mis ojos, mi favorito entre los
favoritos…
Cuando un cliente pide cita para un “Italian Shave” no sabe
que la persona que va a ser más feliz después del afeitado; soy yo.
Este ritual me obliga a poner toda mi atención, mi sentido
del tacto en modo “aracnido”, mis vibraciones energéticas a nivel Dalai Lama y
a manejar la navaja con soltura y firmeza al mismo tiempo.
Cuando el cliente me devuelve la sonrisa de satisfacción y
relax total al darme la mano y despedirse os aseguro que mi felicidad se
encuentra en porcentajes máximos, me quedo sin palabras, alcancé el Nirvana.
Por ello transmitir en los cursos lo que se siente es muy
difícil, puedo explicar los pasos y el protocolo pero la experiencia os reserva
un estado mental muy especial al final de vuestro aprendizaje.
Hoy quiero compartir con vosotros el secreto de mi sonrisa
diaria y una de las claves de la felicidad; hacer felices a los demás! Y yo he
encontrado en el “Italian Shave” una muy buena manera de conseguirlo.
Este servicio tiene un coste de 42 euros y una duración de
30 minutos. Entender que NYB está considerada una barbería de lujo es
importante para no morir de un ataque al corazón al conocer el precio.
El 1er paso es preparar todo el material necesario a nuestro
lado, de esta manera no extrañaremos ningún producto durante el proceso.
El 2º paso, colocar una toalla húmeda aromatizada en el
calentador de toallas.
Recibir al cliente con una sonrisa y un firme apretón de
manos, presentarnos y preguntar por su nombre.
Una vez se ha sentado en nuestra silla, colocaremos la capa
lo suficientemente floja como para después colocar una toalla protectora.
En este momento explicar al cliente el protocolo que
realizaremos, describiremos los productos que vamos a utilizar y el porqué, los
métodos de desinfección, que tipo de navaja utilizas y recargamos con la nueva
cuchilla para reforzar su seguridad en nosotros.
Colocamos la silla de barbero en posición y comenzamos!
Primero aplicamos la crema pre-afeitado. Yo utilizo Proraso
Pre-shave cream, humedezco un poco mis manos para aplicarla con un masaje
facial relajante.
La crema de afeitar la activamos con la brocha y agua tibia
para conseguir una rica y brillante espuma que repartiremos generosamente por
la zona a afeitar.
Colocamos la toalla caliente y ejercemos un poco de presión
para relajar al cliente.
Al retirar la toalla procurar que se pierda la cantidad
mínima e imprescindible de ambos productos, ya que no es una toalla para limpiar,
su función es humectar y ablandar la zona.
Volvemos a aplicar una generosa cantidad de espuma y
afeitamos.
Tras el afeitado colocamos la toalla caliente de nuevo. En
esta ocasión dejaremos el rostro limpio completamente.
Un suave masaje con aftershave indica al cliente que el servicio
está llegando a su fin.
Con una toalla fría cerraremos los poros de la piel,
calmaremos la leve inflamación producida por el afeitado y el uso de toallas
calientes tonificando el rostro y refrescando al cliente. (Le llamo la toalla
de los buenos días)
Por último, un masaje en el que mezclo técnicas de shiatsu
con movimientos clásicos utilizando una crema hidratante es mi toque personal.
Retiramos la toalla protectora, reincorporamos al cliente
con los movimientos de la silla y quitamos la capa.
Confirmamos que el cliente ha quedado satisfecho con el
servicio, y nos despedimos agradeciendo su confianza, una sonrisa y de nuevo un
firme apretón de manos.
Este ritual ha sido mi mejor antidepresivo. Os puedo
asegurar que ver sus rostros te recarga las pilas.
Si algún día os pasáis por
la NYB, no dudéis de venir a probarlo! Me haréis feliz! De verdad! Y si no es a
por el afeitado… dejar caer un saludito! Siempre seréis bien recibidos.
A seguir creando y compartiendo amigos!!!