El arte de esculpir el cabello, darle color y forma. Escoger
la técnica más adecuada para el proceso de cambio, asesorar correctamente a la
persona que deposita su confianza en nuestras manos. Analizar los rasgos
faciales, el estilo de vida, dominar la colorimetría.
Abrir nuestra mente, como profesionales, a nuevos
conocimientos que se enlazan con nuestro trabajo diario tales como el
marketing, la psicología, empresariales o el escaparatismo.
La peluquería es mucho más compleja que un simple “lavar
cabezas y cortar pelos”. En el panorama
actual nos encontramos con 2 tipos de peluqueros; el ocupacional y el
vocacional.
Ambos tienen conocimientos que les permiten desarrollar las
tareas básicas de un salón de belleza, pero lo harán desde dos puntos
diferentes situados en nuestro interior. El ocupacional lo hará con la cabeza,
pudiendo desarrollar cualquier otro trabajo con la misma facilidad y
entusiasmo. El vocacional lo hará desde el corazón, desde la pasión.
El peluquero vocacional ama su profesión, disfruta cada
minuto de cada uno de sus días y al llegar a casa su mente no desconecta ya que
se preocupa de mantenerse siempre informado, siempre actualizado. Busca nuevas
tendencias, se inspira en lo que ve, en lo que toca, para este peluquero no
existen límites.
Tan rápido como avanza la tecnología, avanza el entorno de
la peluquería. Vemos como nos hemos adaptado a nuevos programas informáticos de
gestión empresarial, las redes sociales son una herramienta útil e
indispensable en la actualidad. La coloración, las herramientas que utilizamos
a diario han evolucionado para ofrecer al profesional mejores resultados, más
comodidad en su trabajo diario. “Renovarse o morir”.
En ese camino nos encontramos con la figura del formador, la
persona que nos acompañará y nos guiará en ese proceso.
El formador debe amar su trabajo, debe ser generoso, humilde
y paciente. Debe saber gestionar las dudas y entender los procesos de
aprendizaje. Como en el caso de los peluqueros, no todo formador ejerce su
profesión desde las entrañas. No todo buen peluquero puede ser buen formador.
Hay algo místico en el paso de peluquero
a formador, una necesidad de compartir, una satisfacción al constatar que tus
alumnos tienen una habilidad más gracias a ti que les acerca a ser mejores
profesionales. Sin secretismos, la entrega de un formador debe ser total. No
hay ego que valga, no debe importar que al dar una parte de ti otro llegue a
ser mejor profesional que tú. Ser formador no es una competición, es una
colaboración, porque cada vez que enseñas tú como profesional también aprendes, y eso no
tiene precio.
Así como aconsejo a los clientes los factores a tener en cuenta a la hora de buscar a “su” peluquero,
al vocacional, al que por amor a su
trabajo ofrecerá una experiencia totalmente diferente de lo que hasta entonces
haya vivido en un salón de peluquería, hoy quiero aconsejar a los peluqueros
que busquen al verdadero formador. Que no se dejen engañar por falsos profetas
y que disfruten de la maravillosa sensación de dejarse empapar por el
conocimiento de un verdadero amante de la enseñanza.
Vicenç Moretó ha sido para mí el ejemplo perfecto de
formador. Una persona que transmite una energía que hace vibrar la sala y los
que están en ella. Que ha sabido encontrar en sus compañeros de aventuras esas
mismas vibraciones. Jose Navarro, Jordi con su “ Barberia de Gracia”, Paco
Lopez , Albert Catalá y su Men’s Experience han sabido conjugar los factores
adecuados para ofrecer una formación de calidad.
Sus técnicas depuradas, el interesante contenido del curso,
la generosidad de explicar hasta el mínimo detalle, la libertad de explicar
cada producto y herramienta utilizada y esa energía única hacen que valga la
pena cada céntimo que has pagado por la entrada. Formación sin trampa ni
cartón, sin show ni pirotecnia.
Mi experiencia como formadora ha sido de la mano de una gran
marca, defiendes con honestidad sus productos y enseñas a sacarles el máximo
potencial, pero este grupo de formadores van solos, su saber hacer y su
experiencia, sus ganas de mejorar su tan amada “barbería” son el motor que
mueve una maquinaria que está dando sus primeros
pasos pero que estoy segura; hará historia. El mundo recordará a este grupo de
pioneros que decidieron salir a defender a capa y espada un hermoso oficio en
vías de extinción, devolviéndole repercusión, fuerza y magnetismo.
Dejaros guiar por gente como ellos y huir de aquellos que
solo quieren llevarse unos euros extra aprovechándose de un tsunami en
expansión.
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