domingo, 11 de mayo de 2014

8 meses en Rotterdam


Hoy escribo para recuperar mi hábito, porque hoy domingo he decidido que será el principio de una nueva vida y en ella quiero seguir escribiendo. Se podría decir que hoy he vivido mi particular año nuevo, me he apuntado al gimnasio, hace una semana que no fumo, me he puesto a dieta y he querido coger de nuevo mi portátil porque estos dos últimos meses han sido muy intensos a nivel personal y no he tenido tiempo para ello.

Después de 8 meses en  Rotterdam puedo decir que ya me siento más integrada, comienzo a entender esta difícil lengua, el trabajo va viento en popa, y a nivel personal quejarme sería por vicio.

Descubro cada día detalles nuevos de esta ciudad que me fascina, que mezcla culturas gracias a sus 180 nacionalidades que conviven en armonía. Puedes disfrutar de todo tipo de gastronomía, de increíbles museos, conciertos inolvidables y también sentir el calor humano de una ciudad que quiere vivir no solo de trabajar. Los Rotterdamers son familiares, hogareños y han facilitado las cosas para que las familias puedan disfrutar de tiempo juntos y de calidad de vida.

No deja de sorprenderme la educación de sus habitantes, sus sonrisas incluso a horas intempestivas, su civismo para conducir, para circular en bicicleta. Te ayudan si lo necesitas y se disculpan por no hablar "muy bien" en Inglés cuando eres consciente que ni el español que pone nivel experto en su curriculum habla con tanta fluidez tal idioma.

Pero a pesar de todo ello sigo extrañando a mi gente, a mi familia, a mis amigos, lo que he dejado atrás. Emigrar significa partir tu corazón en dos, nadie te dice que cuando lo haces jamás podrás sentirlo completo de nuevo, yo ya me dejé 3/4 en Cataluña y ahora otro pedazo se quedará aquí siempre, me lleve a donde me lleve el destino.

Emigrar significa estar siempre añorando lo de allí cuando estás aquí. Significa sentir que no hay fronteras, que ya no sabes decir de donde eres, plantearte muchas preguntas que no tienen respuesta. Abrir varios caminos por los que tu vida podría discurrir y vivir siempre con la duda de cual hubiera sido la mejor opción.

Pero el emigrante aprende a ser valiente y a vivir orgulloso de sus decisiones, porque nos han llevado a vivir experiencias que en casa no hubieran sido posibles.

Por la nostalgia que sientes cuando escuchas a unos turistas hablando en castellano, o cuando ves las fotos del facebook de ese cumpleaños en el que no has podido estar, por los nacimientos que te pierdes, por los cafés que pasan de semanales a un par de veces al año,  por todo ello decides seguir sonriendo, porque aunque no sea de cuerpo presente, el alma del emigrante desarrolla la capacidad de estar aquí y en todas partes a la vez.

Queridos amigos; a seguir creando para seguir compartiendo!
Un abrazo muy grande.



2 comentarios:

  1. Es inevitable dejar trocitos d uno mismo por los sitios donde pasas. A veces hay alguien que los recoge y los guarda en una cajita para aunque pase el tiempo, mantengan toda su esencia. Estoy seguro que hay muchas cajitas con tu nombre y una de ellas ya sabes donde está guardada. Valiente, a seguir creando!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. R es inevitable viajar cargada de cajitas de las personas increíbles con las que has disfrutado de la vida. Las guardas con amor y las llevas a todas partes porque son el único bagaje que no pesa, que reconforta y que te recuerda la suerte de haber encontrado compañeros de viaje inolvidables.

      Eliminar