El patio barbero en España está que arde.
Batallas barberas,
premios por doquier al mejor barbero, a la mejor barbería… Instagram como
plataforma para conseguir kiloseguidores… Nunca en la historia de la barbería
de este país el oficio había gozado de tan buena salud y a pesar de ello llevo
un par de años leyendo artículos que vaticinan la muerte de la barba, que el
fade pasa de moda, y un sinfín de proféticas alusiones a la desintegración de
algo que está aún muy vivo. El miedo de aquellos que se han quedado obsoletos y
rezan por un pasado mejor, ese pasado en el que tenían a sus clientes contentos
pasando la “moto al 3”, es el que dirige las palabras y acciones de este
anti-movimiento.
Nunca lo tuve tan claro como ahora porque, hace unas semanas,
tuve la suerte de asistir a una formación de barbería y peluquería impartida
por 5ive ( sí, es su nombre, como five…5 en inglés vaya!), miembro del equipo
artístico internacional de Wahl y también barbero de Craig David y Puff Daddy
entre otros. Si no sabéis quienes son estos artistas, me temo que ya he pasado
a formar parte de otra generación de peluquería y eso es señal de que me hago
mayor! Y por ende más sabia… si es que no se consuela el que no quiere.
Todos los que asistimos, al ser formación Wahl, creímos que
recibiríamos un curso de fade, hairtattoo o cualquier técnica asociada a
clippers. Nuestra sorpresa fue mayúscula cuando descubrimos que lo que Wahl
quiere potenciar es el uso de clippers en medidas largas y medias para
desbancar el uso de la tijera, o al menos demostrar que no se necesitan.
Cuando en la jornada
se abrió la puerta a nuestras preguntas inicié un debate que los barberos
holandeses no entendían, el propio 5ive tuvo dificultades para resolver mis
dudas. Sentí que mi barrera comunicativa
se extendía más allá del idioma. Puse sobre la mesa el conflicto que existe
cuando el barbero de “toda la vida” ataca al barbero que sólo usa clippers para
cortar el cabello y alude que si eso no lo sabe hacer a peine y tijera no
debería llamarse barbero, de nuevo el miedo llamando a la puerta, y viceversa.
Nuevos barberos autodenominándose maestros y faltando el respeto a una
generación anterior que simplemente está desactualizada pero que puede aportar
muchísimo a los recién allegados.
-Creo que lo difícil es entender que el conocimiento sólo
suma, en fin, sigamos!
Ellos no entendían lo que yo estaba contando, aludían a que
ese conflicto es más de “peluqueros” , que los barberos disfrutan de la
complicidad y el compañerismo, se ayudan y se alegran de los éxitos de los
otros, y claro! Yo solo pude concluir que la gran diferencia, y razón por la
que no me estaban entendiendo, es que la barbería en Holanda había desaparecido
casi por completo y renació hace 5 años con fuerza y gracias al esfuerzo y el
trabajo bien hecho, entre todos han dado protagonismo a la profesión y al
caballero y su estilo como herramienta necesaria para conseguir el éxito. En
España sin embargo, la barbería agonizó
durante décadas…pero ahí estuvo; luchando, y ahora mismo nos encontramos dos
frentes en una guerra que roza lo absurdo.
Nunca olvidaré a mis profesores en el Salvador Seguí. Carmen
en concreto, nos explicó muy bien que la importancia de un corte no está en la
herramienta que se utiliza, sino en entender la teoría detrás de un estilo de
cabello para saber dónde realizar los diferentes cortes y que técnicas utilizar
en el proceso. Un día apareció con un bisturí y nos demostró que “si corta” vas
a poder conseguir el mismo resultado final, nos dejó boquiabiertos y luego nos
permitió probar con el bisturí para demostrarnos que lo que tienen en común
tijera, navaja o clíper es que hay un filo capaz de cortar una fibra capilar.
Casi 15 años han pasado desde entonces y hoy vivimos un “a
ver quien la tiene más larga” y sacamos nuestras tijeras de 7 pulgadas, de 8!
De 9! Espera que saco una katana!
Hemos caído en el consumismo voraz, hay quien piensa que por
tener una colección de clippers, trimmers y shavers ya convalida con 1º de
oficial de barbería.
La moda de la barbería y de las barbas ha creado una
iconografía que, llevada al absurdo, ha clonado barberos y los ha repartido por
el territorio.
Supongo que es una consecuencia natural del éxito contemporáneo
y su correspondiente fama.
Otro de los grandes temas que salieron tocaba el bolsillo de
los barberos.
El hecho de que los precios en el país de los tulipanes y el
queso sea más elevado para los servicios de barbería y peluquería no solo
responde a un salario mínimo más alto y mayores impuestos, en realidad el coste
por hora de un barbero en España hace 10 años era mayor que el de ahora,
simplemente aquí supieron adecuar la mejora de la calidad del servicio al
precio que se cobra al cliente. Me explico.
Un barbero hace 10 años, permitirme este ejercicio muy
generalizado, realizaba servicios de 15
minutos a 7 euros, en ocasiones sin mucho producto, sin lavado de cabeza en su
mayoría… La hora de trabajo de un barbero aportaba 28 euros casi sin coste. En
la actualidad las técnicas son más elaboradas, los acabados mucho más
detallistas, utilizamos más productos, toallas y servicios que han mejorado la
experiencia del cliente pero el precio ha subido muy poco. El corte de media
está en 12 euros, pero invertimos 30 minutos en cada cliente (en ocasiones 45),
vemos que la hora ha bajado a 24 euros y con un aumento significativo del gasto
por cliente.
Creo que es necesario que cada profesional realice un
ejercicio muy sencillo que es calcular cuánto está facturando por hora. Seamos
conscientes de que a mayor calidad de servicio es necesario un mayor precio
final. Nosotros somos nuestra propia máquina de trabajo y al final nuestro
desgaste no tiene piezas de reparación por lo que es casi obligatorio
replantear los términos en los que estamos trabajando.
Para ir terminando, no olvidemos, Damas y Caballeros, que
este momento que vivimos pertenece a una línea temporal de un oficio que lleva
cientos de años acompañando al Hombre. Formamos parte de un periodo en la
historia de la barbería, del pasado debemos aprender qué errores se cometieron
para no zambullirnos en una pronta extinción, como rezan los temerosos. El
futuro no está escrito, no hay destino sino esfuerzo y no hay futuro si el
escritor es el miedo.
Tenemos la pluma en una mano firme que con pasión puede
versar sobre un gremio renacido, sobre un colegio de barbería y una legislación
que elimine la picardía de la cara B de este vinilo.
Ahora solo falta que entre todos seamos ese pulso, sereno,
propio de francotirador, y dejemos atrás las divisiones que debilitan para
unirnos y defender una profesión con profesionalidad.
Una que escribe pone su granito de arena en cada ocasión que
le brindan, ¿y tú? ¿Qué puedes hacer para construir ese bonito futuro que tanto
soñamos?